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El gaucho encarna el alma de la pampa argentina: un hombre libre, salvaje, indomable, que no se deja atrapar por nada, salvo la pasión de un amor. Recorre de taberna en taberna, siempre montado en su caballo, desafiando el sol ardiente y la lluvia torrencial. Protegido por su largo poncho, enfrenta cualquier condición climática con la misma impasible determinación, viviendo una existencia que es a la vez una elección y un destino inevitable.


Doma caballos, conoce sus trucos, como el de inflar la panza cuando se le pone la silla para luego soltarla y aflojar la cincha. Su vínculo con el animal es simbiótico, hecho de respeto mutuo y una comunicación silenciosa. En el paso constante de la cabalgata, encuentra un ritmo que lo acuna, lo lleva lejos, haciéndolo sentir como si pudiera viajar indefinidamente, sin esfuerzo, sin pensamientos, inmerso en la inmensidad infinita de la pampa argentina.

© Carmen Maya Posta ॐ Elaichi Tales "Folkloric Journeys"
© Carmen Maya Posta Elaichi Tales "Folkloric Journeys"

En esta pampa, las impresiones son rápidas, intensas, pero se desvanecen en el viento sin dejar rastro. Aquí, bajo un cielo inmenso cubierto de estrellas, la naturaleza se convierte en la protagonista absoluta. Cuando cae la lluvia, golpea la tierra con intensidad y el gaucho se pregunta si su poncho será suficiente para protegerlo. Luego, cuando el sol emerge entre las nubes, la tierra parece renacer, perfumada, cargada de nueva energía. El campo escucha, el cielo se ensancha, la luz danza sobre las colinas. Y es en ese instante cuando el gaucho se siente renovado, capaz de soportar cualquier prueba que el destino le depare.


Relatar es parte de su esencia. El lenguaje del gaucho es un universo propio, lleno de expresiones que reflejan su cultura y folclore. Cuenta historias alrededor del fuego, saboreando el mate en una pequeña calabaza ornamentada con alpaca. Encanta a quienes lo escuchan con historias de aventuras, peligros y pasiones ardientes. Baila la polca, una herencia europea que se ha vuelto argentina, y en las tabernas se deja llevar por el ritmo, la música, el instinto que lo guía. Cada movimiento es una expresión de su naturaleza indómita, de su deseo de vivir sin cadenas. Es una figura que no se doblega ante las reglas de la sociedad; al contrario, huye de ellas.


Solitario amante del viaje eterno, encuentra en la inmensidad de los campos su verdadero refugio. Su anarquía es vivida con naturalidad, una adhesión instintiva a la libertad absoluta, donde no existen ataduras más que las impuestas por la naturaleza y su propio destino.


Así, mientras el viento susurra entre las praderas y el cielo estrellado vela por su soledad, el gaucho continúa con su eterno destino. Que es, como escribe Ricardo Güiraldes: “Caminar, caminar, caminar”. 

Guacho
© Carmen Maya Posta Elaichi Tales "Folkloric Journeys"
 

📝 ¡Gracias por leerme! Escribí este artículo en italiano para Periodico Italiano Magazine el 5 de marzo de 2025 con el título Essenza Argentina. También puedes encontrarlo en las siguientes plataformas, con enlaces a las versiones en inglés e italiano de mi web:




La voluntad humana se activa por el miedo o el deseo. Estas son las dos fuerzas motrices detrás de las acciones humanas, a las que podríamos asignar una multitud de sinónimos. Cada persona es guiada por sus aspiraciones y sentimientos hacia una dirección particular. Así comenzó la historia de la humanidad y la exploración de las cuevas esparcidas por nuestro planeta.


Esta relación milenaria ha ganado mayor reconocimiento en los últimos años gracias al creciente interés por la espeleología, tanto entre los científicos como entre las mentes más intrépidas y curiosas. La misma palabra acuñada para esta disciplina proviene del griego ‘spélaion’ (caverna) y ‘lògos’ (discurso), ofreciéndonos una pista sobre su alcance. La espeleología es la ciencia de los exploradores: aquellos que desean experimentar y documentar el conocimiento del mundo subterráneo.


Me In a Cave in Sicily
Yo entranto en una cueva en Sicilia © Marco Vattano

¿Qué impulsa a una persona a adentrarse en las largas cuevas de ‘roca viva’ que habitan las profundidades de la Tierra?


La idea de descender bajo tierra durante kilómetros y kilómetros, o incluso solo unos cientos de metros, puede provocar inicialmente miedo o rechazo. Pero es precisamente ahí donde se activa un mecanismo dentro de nosotros: el desafío de descubrir lo desconocido.


Algunas personas, movidas por el deseo de explorar lugares ocultos y descubrir el mundo más allá de los límites a los que estamos acostumbrados, abrazan esta extraordinaria disciplina, que fácilmente puede convertirse en una pasión. Otras, sin embargo, impulsadas por miedos como la claustrofobia, deciden enfrentarlos de una manera poco convencional, a través de lo que podríamos llamar una ‘terapia de choque’. Cuando encontramos el valor para exponernos a lo que más nos intimida, descubrimos que, en el fondo, no era tan aterrador como imaginábamos. La verdad es que, una vez que damos el primer paso dentro de las cavidades inexploradas, una increíble oleada de adrenalina se apodera de nosotros. Nos sentimos vivos, llenos de asombro.


Jo De Waele
Jo De Waele en la Cueva de los Tres Niveles, Etna, Sicilia © Carmen Maya Posta

La visión de minerales centelleantes en las vastas salas kársticas o de las inmensas cámaras volcánicas deja una huella imborrable en la memoria de quienes se atreven a experimentarlo. Son paisajes únicos, nunca antes vistos. Inevitablemente, la mirada se nutre, los sentidos se instalan en una paz inusual, rodeados por la calma y el silencio que estos lugares regalan generosamente.


Cave
Cueva dei Cocci, Sicilia © Carmen Maya Posta
Cave
Cueva dei Cocci, Sicilia © Carmen Maya Posta

Además, en una cueva nunca se entra solo, por razones obvias de seguridad. Esto crea lazos profundos, fomentando interacciones simples pero genuinas, porque la vida misma depende de los compañeros de viaje que nos acompañan. La espeleología se convierte así en una forma de ‘terapia personal’. La exploración pasa del mundo exterior a nuestro ‘yo interior’, evolucionando en un medio de autoafirmación y superación de nuestros propios límites, permitiéndonos conocernos mejor.


A través de esta voluntad personal, nos fortalecemos, superamos incluso nuestros miedos más profundos y cumplimos deseos que ni siquiera sabíamos que teníamos. Quizás sea esto lo que hace que esta disciplina sea tan fascinante.


Olga
Olga en la Cueva del Agua, Granada © G.E.G
 

📝 ¡Gracias por leerme! Escribí originalmente este artículo en italiano para el periódico “Periodico Italiano Magazine” el 18 de julio de 2024. También puedes encontrarlo en las siguientes plataformas, con enlaces a las versiones en inglés y español en mi web:




Actualizado: 4 mar

Cuando viajamos, al igual que en la vida, deberíamos desarrollar la capacidad de no querer controlarlo todo. Darnos la libertad y la presencia de simplemente ser, sin expectativas. Pero es casi inevitable formarse ideas, especialmente al viajar a un lugar como la India. Una parte de nosotros siempre termina creando una imagen mental, aunque solo nos damos cuenta de ello cuando llegamos y nos sumergimos en la cotidianidad del lugar.


La India, después de China, es el país más poblado del mundo. Al aterrizar en Nueva Delhi, esta realidad se siente de inmediato. Para ponerlo en perspectiva: incluso a las cuatro de la madrugada, la capital india parece Roma en hora punta. El enredo de coches — ‘tuk-tuks’, que aquí en realidad se llaman ‘rickshaws’— bicicletas y motocicletas; un río de personas mezclándose entre sí, con una humedad densa en el aire y un incesante concierto de bocinas, que aquí funcionan como una medida de seguridad.


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2023 Rishikesh, India © Carmen Maya Posta

Aves, monos y sarees de colores — una prenda tradicional femenina india—brillan en tonos de amarillo, rojo, naranja y dorado. La estación central se llena de un torbellino de colores en movimiento, olores inexplicables que se entrelazan — desde el agradable aroma floral del incienso hasta fétidos e indefinidos hedores. La gente corre de un lado a otro, en un frenesí de movimiento, mientras otros duermen en el suelo, esperando su próximo tren.

Pobreza, humedad y sudor, pero al mismo tiempo, una sensación interna de calma, derivada de la certeza inconfundible de estar en el lugar correcto en el momento adecuado.

Esto es lo que podrías imaginar en un primer encuentro con el subcontinente de los descendientes más cercanos de Lemuria — un linaje ancestral que nos precedió hace más de 50.000 años.


Pero nuestro destino es otro: la famosa capital del yoga, Rishikesh. Donde incluso los Beatles se quedaron por un tiempo, dándole fama mundial. Un viaje de cinco horas en tren de Delhi a Haridwar. La emoción empieza a apoderarse de nosotros y nos damos cuenta de que, en efecto, , esta es la verdadera India.


En un viaje como este, es esencial mantener una actitud libre de juicios, simplemente permitiendo que la observación pasiva tome su lugar. Una mirada auténtica a este mundo que tanto hemos idealizado y que ahora se presenta ante nuestros ojos. Es natural reflexionar sobre la idea de que, en el ciclo de constantes reencarnaciones, quizás todos hemos pasado por la India antes, cuando éramos almas más jóvenes.


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2023 Rishikesh, India © Carmen Maya Posta

Aquí la vida es materialmente compleja: hay una falta crónica de infraestructura. Sin embargo, existe un nivel de consciencia diferente al que podríamos esperar. Y ahora es cuando entran las expectativas: solemos asumir que en la India todos son seres sumamente espirituales, o que esta tierra, de alguna manera, infunde en sus habitantes la sabiduría de aquellos que caminaron por ella antes, transmitiendo las grandes verdades de los textos sagrados. Nada más alejado de la realidad. Como en cualquier otro lugar, en la India — y en Rishikesh en particular — se encuentran todo tipo de personas, algunas conscientes y otras dormidas.


Pero existe un oasis donde las cosas toman otra forma: los ashrams. Son lugares dedicados a la evolución espiritual del ser humano a través del yoga. Entrar en estos espacios significa dejarlo todo atrás. Se entra en un aura protectora creada por quienes pueden disipar la oscuridad: Guru. Aquel que nos guía en el camino, mostrándonos otras posibilidades. Y así, nos sentimos profundamente inspirados por cánticos y prácticas purificadoras.


Cuando viajes a la India, agradécete a ti mismo la oportunidad de liberarte de las expectativas de la mente, para poder experimentar el mundo simplemente tal como es. No hay otra manera de aprender la esencia de las cosas, de comprender el significado de la vida. Permanece en silencio, observa y practica yoga. Medita y déjate llevar por la inmensa alegría de la autorrealización.


 

📝 ¡Gracias por leerme! Escribí originalmente este artículo en italiano para el periódico “Laici el 28 de marzo de 2024. También puedes encontrarlo en las siguientes plataformas, con enlaces a las versiones en inglés e italiano:





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