Presenciamos el cielo estrellado,
bajo la brillante luz de Venus,
blancas ovejas nos acompañan
con sus olores y dulces miradas.
La viva constelación del Cisne
vuela hacia el domo sin Sol.
En la oscuridad de la noche,
nos envolvemos en ponchos,
subimos al templo del cóndor.
Estamos en lo alto del mundo.